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La increíble historia de La Rumana: De la informalidad al enfrentamiento con el Tren de Aragua

La increíble historia de La Rumana: De la informalidad al enfrentamiento con el Tren de Aragua

En agosto de 2022, en el tranquilo municipio de Villa del Rosario en Norte de Santander, ocurrió una historia que dejó una profunda marca en la vida de una mujer valiente, conocida simplemente como «La Rumana». Esta historia se remonta al momento en que decidió emprender un negocio de venta de plásticos y ropa en la séptima avenida de la ciudad.

Motivada por salir de la informalidad y brindar una mejor calidad de vida a su familia, La Rumana alquiló un local en la zona y comenzó su empresa con gran ilusión. Sin embargo, la felicidad duró poco tiempo, ya que solo tres días después de la apertura, un joven llegó al local portando un volante del «Tren de Aragua». Este individuo demandaba un pago de 400.000 pesos colombianos como una supuesta protección para el negocio.

Ante esta intimidante solicitud, La Rumana se vio obligada a cerrar su negocio y trasladarlo al garaje de su casa. Lamentablemente, este episodio dejó una deuda en su familia, ya que las palabras del joven resonaron en su mente: «una rumana es fácil de conseguir, ya que eres la única en los 40 municipios de Norte de Santander».

Fue en ese momento que la pesadilla comenzó para La Rumana. Sin tener idea de lo que vendría, ella decidió abandonar el municipio de Villa del Rosario junto a su familia. La amenaza fue denunciada a la fiscalía, pero aún así el temor prevalecía en su corazón.

Tras mudar su negocio a su vivienda, algunos meses pasaron sin contratiempos. Sin embargo, los grupos al margen de la ley lograron localizarla de nuevo. Dos sujetos en una moto, sin siquiera quitarse el casco, se detuvieron frente al esposo de La Rumana y lo amenazaron con el hecho de que debía más de un año de «vacuna». Además, le recordaron que sabían dónde estudiaban sus hijos.

El 15 de julio de 2023, La Rumana y su esposo fueron amenazados nuevamente, esta vez identificándose como miembros del «Tren de Aragua». Los delincuentes los acusaron de haber enviado fotografías de la cancha deportiva cercana, señalando que fueron ellos quienes delataron a su líder.

En un acto desesperado, el 20 de julio la familia decidió buscar refugio en la ciudad de Cúcuta, contando con la ayuda de la directora de la Secretaría de Cultura y Turismo de Villa del Rosario. Durante un mes y veinticuatro días, encontraron cobijo en la casa de una amiga en el barrio de San Rafael.

Sin embargo, ese período de calma fue efímero. El día 14 de septiembre, mientras realizaban la denuncia ante la Personería de Cúcuta, fueron localizados nuevamente. Sospechan que el taxista que los transportaba pudo haberlos delatado. Esto llevó a tomar una decisión drástica: la familia viajó a Bogotá, dejando al esposo atrás para finalizar el proceso en la Personería y la Unidad de Posconflicto de Cúcuta.

A pesar de sus esfuerzos, al llegar a la Unidad de Víctimas de la Calle 63 con Caracas en Bogotá, no recibieron ninguna ayuda. Se les solicitaba alquilar una casa con el apoyo de la Unidad de Víctimas, un requisito difícil de cumplir debido a las exigencias burocráticas. La coordinadora de la Unidad de Alta Consejería de la Alcaldía de Bogotá, con su actitud, parecía victimizar aún más a las víctimas al no brindarles el apoyo que necesitaban, obligándolos finalmente a abandonar el país en busca de un futuro seguro.

La historia de La Rumana en Villa del Rosario es una poderosa lección sobre los obstáculos que enfrentan los emprendedores valientes y cómo, a veces, la violencia y la corrupción pueden impedir su crecimiento y desarrollo. Es necesario tomar medidas para brindar protección a quienes se atreven a abrir sus negocios y contribuir al progreso de sus comunidades.